En su nombre
En el reciente viaje que hice a Mérida, Yucatán, con mi hijo Eliseo, visitamos dos iglesias: Macadesh, que pastorea el hermano Miguel Pérez y la Iglesia Cristiana de Mérida, que pastorea el hermano Marco A. Ramírez. Dios trajo mucha bendición con las enseñanzas, el hermano Miguel invitó a 6 pastores de otros poblados y se cumplió la Palabra de Cristo que dice que la Verdad nos libertará, pues se ministraron cosas básicas pero muy importantes para caminar con firmeza el camino de Dios y todos las recibieron con gozo y gratitud, glorificando a Dios por el entendimiento espiritual.
Después, en la iglesia del hermano Marco, que tiene una gracia muy especial para alabar, ya que tiene mucha inspiración para componer cantos y frecuentemente Dios le da nuevas alabanzas aún durante el culto. Debo aclarar que yo no visitaba su iglesia desde hace 25 años, por varios años no tuvimos comunión por diferentes malos entendidos, así que Dios está restaurando la relación, por lo que había en ellos ciertas reservas comprensibles respecto a mí. Dios trajo bendición a nuestros corazones y tuvimos buenos tiempos de regocijo en las enseñanzas de su Palabra y también Dios trajo palabras personales sobre muchos de los congregantes, que los animó para servir al Señor. En especial, hubo un tiempo de sanidad en el que muchas personas le creyeron a Dios y aún personas que no se habían parado para recibir oración, sanaron en sus asientos y lo testificaron después de la oración: de migrañas, del vientre, de la columna, de las rodillas, de un hombro, etc; pero en especial, la esposa del pastor, que había sufrido de sus pies por deformaciones de los huesos que se conocen como espolones, sanó estando sentada en su silla. Cuando ella se percató, no lo testificó, pero luego se lo comentó a su esposo, sintiéndose muy feliz por el alivio de sus dolores. La sanidad fue notable, sobre todo porque contribuyó a sanar la relación entre nosotros. Al final Dios obró y disfrutamos de una cena familiar donde pudimos sentir que esas barreras se caían. ¡Gloria a Dios!
Doy muchas gracias a Dios por lo que hizo y por la comunión con los santos allá. Es maravilloso hacer las cosas en el Nombre de Cristo, sabiendo que estamos extendiendo su reino y no el nuestro, y que por lo tanto, todo es para su gloria. ¡Amén!
Ricardo Vivas