Apendicitis

Mi corazón está muy agradecido con Dios, porque en días pasados me empezó un dolor en el vientre y por tres días lo aguanté hasta que se volvió insoportable y fui al servicio médico de la escuela. El doctor me hizo varias pruebas y me extendió un pase para servicios de urgencias del Seguro Social, con un cuadro de apendicitis.

Yo estaba asustada, me fui a casa y le dije a mi papá mostrándole el parte médico. El me dijo que me apoyaba en lo que yo decidiera. Yo le pedí que me llevara a Urgencias. Él me contestó que sí, pero que antes oráramos para que Dios me diera paz, pues no era bueno que yo tuviera temor. Llamo a mamá y a mi hermano a la sala y todos oraron por mí, mi papá le pidió a Dios que me diera su paz que guarda nuestro corazón y pensamientos en Cristo Jesús y cuando terminó de orar, vino a mí esa indescriptible paz de Dios, y aunque el dolor no se me quitó, le dije a mi familia que decidía esperar que Dios manifestara su sanidad en mí, pues ya no sentía miedo.

Pasaron varios días y el dolor era constante y por momentos se agudizaba, pero la paz de Dios permanecía en mí. Mi papá me preguntaba cuando llegaba del trabajo, como me sentía y que no olvidara que siempre me apoyaría en lo que decidiera, pero también me decía, Dios quiere hacer un trato contigo, dale lo que te está pidiendo. Varios días después, hablando con Dios abrí mi corazón y hablé con Él y entonces Él me sanó, en un momento se fue el dolor y la inflamación, ya pasó una semana, y no ha vuelto más, me siento como nunca, pero además amada y con la certeza de que Él me sanó. ¡Aleluya!